jueves, 28 de marzo de 2013

INDECISIÓN



 













¿Para  dónde viro?
A la parsimonia del agua derramándose de a poquito
suspiros que no logran besar los ventanales
cochera llenándose de musgo
cuatro de la tarde y sin café.

Al empeño inútil de seguir rizando rizos
en aparatosa maquinaria que no va a ningún lado
intentos tibios de ordenar en fundas plásticas
basura colosal de templos comerciales
que inundan con rapidez el mar.

Al desencanto irresponsable
si el hambre se encuentra en cualquier parte
confundida en acrobáticas manos
en huidizos ojos negros
posados diestros en tejados y vitrales.

Al despecho fácil
si matamos a pedradas la esperanza
con absurdos inverosímiles que no llenan las canastas
mientras estelas pueblan grises
esquinas de mujeres solas delirando realidades.

A convenientes cotos escondidos
que alcanzan a las nubes
abstracciones máximas con olor a incienso y soledad
el último lugar a pisar con pies descalzos, dirías,
mientras sangras por frente y manos doloridas.

A empinados palacetes
donde ágil se parquea la torpeza
y días que no fluyen
detenidos en espesos cortinajes
impiden que pase el sol.

A la total indiferencia con que el mundo
saluda a los dioses del absurdo
mientras acabamos los recursos que nos quedan
las selvas encalvecen
y matamos los sueños coloridos.

 A farallones que encarcelan
infantes gritos doloridos
avenidas donde se abren los volcanes
dando paso a alientos gélidos
con negros nubarrones dibujándose en lo alto.

A la infamia de la vidas
que se cuelgan otras vidas
y no escuchan y no miran
como caen los gorriones
ennegreciendo los caminos.

¿Para dónde viro, Señor, para dónde?