sábado, 11 de septiembre de 2010

PERSISTENCIA

A él, en la placita Santo Domingo.



Soy una cueva a la que el musgo con persistencia invade

y cuyas paredes no ofrecen resistencia

a las raíces que se adentran en la tierra.

Apenas una débil orografía

que permite te incrustes en su piel.



Y aunque la cueva cree que se mantiene incorruptible,

su alfombra verde contiene un universo de vida en miniatura.



Te adueñaste de mi cuerpo y de mi mente

y mientras yo pensaba que recorría un camino

que me alejaba de ti,

te llevé conmigo sin advertirlo;

y ya no hubo nada más

ni historias

ni comienzos

ni tan siquiera tristeza.



No volví a pensar en ti como algo ajeno,

como en otro ser,

te tengo adherido y es cruel

porque a diferencia de la cueva,

he empezado a advertirlo.

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