jueves, 1 de marzo de 2012

LA VIDA DESGASTADA

Si el sol de la mañana te molesta
y te levantas disminuido llevando el día a cuestas
si desde temprano empiezas
un loco trajín, un desenfrenado ir y venir
tropezando con los muebles y olvidándote las llaves,
entonces, eres alguien como yo,
uno de millones a los que la ciudad abruma
el tiempo atrapa en su telaraña
y tironean su vida a cualquier lado
un gris producto del cemento
que respira hollín y suda plástico
uno que se piensa en cortos
en una secuencia inteligible de escenas no planificadas
y en oníricos escenarios que cambian al azar.

Si tu corazón engrandecido cansado de bombear sangre
te da un susto alguna tarde
o la sangre en las arterias no puede fluir con libertad
o si te sientes asediado
y no puedes sacar la mano de la trampa,
entonces hermano, estamos embarcados en la misma balsa
que tiembla frágilmente ante el embate tumultuoso de las aguas
y la cercanía de los rápidos.

No  queda nada más que despojarnos
del inútil peso que nos empeñamos en acumular,
de mil y un necesidades
que nos rodean en este mundo absurdo
ridículas metas eternamente posfechadas
que no marcan ningún hito en la vida de la Tierra
ni en el ínfimo intervalo del latir del universo.

Somos caballos desbocados
compitiendo en el torneo del sueño de algún loco
que se quedó dormido cobijado por la luna.
Recojamos nuestros cuerpos aligerados ya tan tarde
y acostémonos a la orilla de algún río
viendo pasar un desfile de minutos
si no podemos alterar esta secuencia de tantos lunes
que nos matan sin piedad.

Hagamos una hoguera
con agendas, proyectos, planes quinquenales
dibujemos sueños en el azul de las mañanas
borremos con las nubes los contornos de los malos,
de los vivos, de los truhanes
que se cuelan hasta en eso para no perder oportunidad.

Juntemos niños que brincan por la calle
exhibiendo sus harapos
 y formemos el circo de la vida
seamos payasos, malabaristas, traga fuegos
y cobremos las entradas  con besos, abrazos y sonrisas.

Recojamos las banderas y plantémoslas en las calles
que nos recuerden que comemos  en exceso
mientras otros espantan el hambre con las manos
y pelean a codazos con la muerte.

Formemos un ejército invencible armado con deseos  y suspiros
que destruya las fronteras, elimine las ganancias
y restituya el imperio de los niños, de los juegos, de las travesuras
y con paso de vencedores,
redoble de tambores y repique de campanas
nos lleve a un futuro hermoso, impredecible
en que los adultos no opinemos, no decidamos, no manipulemos
y dejemos la vida en paz.

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