Cual garfios las manos apretadas
boas constrictoras cerrando la garganta
a impedir el flujo normal de la saliva
preguntas imperiosas chocando en las neuronas
retornando fuertes sin respuesta
para estrellarse insistentes en el frágil cristal del mediodía.
Rígidos músculos y tendones
adheridos con furia a los huesos
torturando y consumiendo
la poca vida que perdura en el espacio lacerado de la carne.
Absurda vidas atadas a la rutina
luchando por cada bocanada de aire que entra a los pulmones
lámparas intermitentes que titilan
consumiendo rezagos de energía
almacenada en épocas remotas
cuando corríamos desnudos por el prado.
Pequeños ladrillos apilados
unidos con paciencia de artesano
estructura colosal que nos recuerda
que somos un corte del paisaje
una huída
un mal recuerdo de la porfía
de un esquizofrénico arquitecto atrapado en su delirio.
Parece tan fácil liberarnos ya de todo
bastaría abrir puertas y ventanas
inundarnos los ojos de montañas
atarnos al viento persiguiendo sueños
locos sueños aventureros
que saquen piratas escondidos
de los absurdos barcos de la nada.
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